Cuentan que tuvo una vida repleta de ausencias y desdichas que comenzaron pocos días después de su boda, cuando su suegro encerró a su marido y le confinó a ella en un Carmen de la cuesta del Chapiz.
Un año después, en 1483, durante la Batalla de Lucena, muere en el combate su padre Aliatar y Boabdil es secuestrado por los Reyes Católicos. Para liberarle, los Reyes Católicos exigen su intercambio por el de sus hijos Yusuf y Ahmed.
Los pequeños quedarán en custodia y Morayma no volverá a verlos hasta que se firmen las capitulaciones de 1492. Han pasado 9 años, sus hijos han sido educados en el cristianismo y desconocen el árabe, pero el reencuentro es dichoso.
En el mismo carmen en el que fue recluida tras su boda, queda a la espera toda la familia para marchar a las alpujarras, donde les envían inicialmente los cristianos. A finales de agosto de 1493, la reina Morayma fallecería en Laujar de Andarax, en el camino hacia Fez, hacia donde se dirigían en un nuevo destierro.
Narran las crónicas que Boabdil hizo trasladar en secreto el cuerpo de su esposa para que descansará junto a los reyes nazaríes en la Rauda de Mondújar (Lecrín, Granada), donde Boabdil había trasladado, desde la Alhambra, los restos de los sultanes Mohammad II, Yusef I, Yusef III y Abu Saad.
En octubre de 1493, Boabdil, junto con 6.000 personas más, abandonarían para siempre Granada. Cuentan que jamás volvió a enamorarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario